RNtv Motivos para una Huelga General el 8 de Marzo
Según datos de la Comisión Europea del 2017, las mujeres representan el 60% de las personas trabajadoras con estudios superiores y el 45% del empleo total, pero según aumenta la categoría profesional disminuye la presencia de la mujer.
La tasa de paro de las mujeres en el tercer trimestre de 2018 es superior en más de tres puntos a la de los hombres con el 13,12 por ciento frente al 16,22 por ciento de mujeres, con una diferencia entre ambos sexos de 3,10 por ciento.
La precariedad laboral se está instalando entre las mujeres, un claro ejemplo son los trabajos feminizados que tradicionalmente relacionan la empleabilidad de las mujeres con trabajos precarios, donde las privatizaciones en las Administraciones Públicas están jugando un papel negativo en sectores como telemarketing, limpieza, educación, sanidad…
El empleo doméstico es de los sectores más precarios. Las empleadas del hogar siguen sin poder acceder a la prestación por desempleo; no tienen protección ni prestación social y el despido es libre. Las pensiones de jubilación son completamente inalcanzables.
El total de personas ocupadas con contrato completo, en el tercer trimestre de 2018, es de 16.814.200, de los que 9.963.800 son hombres y 6.850.400 son mujeres. Por su parte, el total de personas empleadas con contrato parcial, es de 2.713.800 de las que 698.600 son hombres y 2.015.200 son mujeres.
La Unión Europea promueve la igualdad de género en el mercado de trabajo, pero según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el año de 2017, esto no se cumple ya que las mujeres cobran de media un 23% menos que los hombres, lo que supone trabajar 60 días al año gratis.
Esta brecha de género la podemos ver también en las pensiones, con bases de cotización más bajas de las mujeres respecto a los hombres. Según datos del Instituto Nacional de Empleo en 2018, la cuantía de la pensión media de jubilación de un hombre era de 1.175,84 euros, mientras en el caso de las mujeres se sitúa en 754,84 euros.
Las medidas de conciliación entre la vida laboral y familiar se consideran “un problema exclusivo de las mujeres”, y es necesario el establecimiento de políticas laborales sociales y económicas que hagan efectivas la conciliación real de la vida familiar laboral y personal.
El tener descendencia representa un obstáculo para la vida profesional, el 44% de las mujeres entre 20 y 44 años aún no han sido madres. Y una vez que lo han sido, en el 94% de los casos, son las mujeres las que piden una excedencia para el cuidado de los hijas e hijos, 32.012 mujeres frente a 2.116 hombres.
El acoso sexual contra las mujeres en el trabajo es un reflejo más de las violencias machistas de la sociedad patriarcal en la que vivimos, entre 2008 y 2015 fueron acosadas sexualmente 2.484 mujeres en el entorno laboral, siendo esta cifra una pequeña parte del número real ya que normalmente las mujeres no denuncian por miedo a perder el empleo.
Y si hablamos de las mujeres migrantes, el 25 por ciento de ellas están en paro y casi la mitad de las que lo tienen desarrollan trabajos no cualificados y en sectores como la hostelería, el comercio o el trabajo doméstico…
Sus condiciones laborales, incluyen el acoso sexual y racista en los centros de trabajo, acoso que difícilmente puede ser denunciado por miedo a una expulsión o deportación, debiendo soportar agresiones y violencias habituales.
Carecemos de una política migratoria que garantice la regularización, la integración laboral y social de cientos de miles de personas, que en muchos casos pusieron en riesgo sus vidas para acceder a nuestro país.
Nos situamos ante un mundo plagado de desigualdades, donde los distintos ejes de opresión social se entrecruzan y refuerzan mutuamente. En este panorama, el género es un factor de vulnerabilidad que, en ningún caso, puede entenderse de forma aislada a otros factores de dominación social.