RNtv En nombre del “progreso”

En nombre del “progreso” y el crecimiento sin límites, se ha instaurado en todo el planeta, de manera global, un modo de vida incompatible con la vida misma, ya que no respeta ni los límites físicos ni los equilibrios naturales.

Las grandes corporaciones globales que el capitalismo constituyó desde hace muchas décadas, sirvieron y sirven exclusivamente para asegurar un modelo de comercio, un modelo de explotación y un modelo de producción y distribución de mercancías, que aseguren una tasa de ganancia para las personas poderosas y ricas de este planeta y jamás para satisfacer las necesidades humanas de la inmensa mayoría de la población mundial.

Se trata de algo más que la “lucha contra el cambio climático”, que se lleva desde la cumbre de París o más recientemente desde el G7, por parte de los Gobiernos del mundo, sea solo palabrería y retórica vacía de humanidad.

Los Tratados de Comercio e Inversión son el principal engranaje de una globalización que impulsa un modelo de comercio internacional insostenible e injusto.

El mundo se enfrenta a una doble crisis: una crisis climática y una crisis de salud. La causa de ambas es la quema de combustibles fósiles. El carbón es la causa principal de 19.500 muertes prematuras al año en Europa.

Por poner un ejemplo, la Central Térmica Litoral de Almería es una de las principales responsables del cambio climático en España. Lejos de disminuir, sus emisiones han aumentado en 2018 un 14.3% llegando a emitir 6.27 millones de toneladas de CO2, gas responsable del efecto invernadero en el planeta. Emitimos 6,09 toneladas de CO2 per cápita, lejos de Rumania con el 4,12 per cápita, aunque no somos de los más contaminantes de la Unión Europea, Luxemburgo emite 16,35 toneladas per cápita. El país que más emisiones per cápita del mundo es Palaos con 94, 61 toneladas, seguido de Katar con 37,05.

El Tratado de la Carta de la Energía (TCE) es un acuerdo internacional que establece un esquema multilateral para la cooperación transfronteriza en la industria de la energía. El Tratado cubre todos los aspectos de las actividades relativas a la energía incluyendo comercio, tránsito, inversión y eficiencia energética. El Tratado es legalmente vinculante, inclusive las disposiciones sobre resolución de conflictos. Dicho tratado, firmado a día de hoy por 51 países de Europa y Asia y que abarca específicamente el sector de la energía, permite a los inversores, entre ellos empresas fantasma, inversores financieros especulativos y corporaciones asociadas a la energía contaminante, demandar a los Estados firmantes por medidas legislativas que puedan perjudicar sus “expectativas legítimas”.

Este tratado ya está siendo utilizado para desafiar medidas contra los combustibles fósiles y supone una amenaza para la lucha contra el cambio climático y una transición energética basada en la justicia climática, España es el estado más demandado bajo este tratado.

El hachazo a las renovables es, decisión del Gobierno de Rajoy, la razón de que ahora, amparándose en el Tratado de la Carta de la Energía, nos lluevan las demandas. La última sentencia condena al estado a abonar 30 millones de euros por esos recortes a las energías renovables, es curioso que el bufete que en marzo pasado anunció el fichaje de la ex vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría haya sido el asesor en esta demanda.

España ya acumula once condenas por un importe que suma más de 800 millones, y ha recibido unas 40 demandas en total y la cuantía reclamada pendiente de resolverse ronda los 8.000 millones.
El movimiento de activismo estudiantil, ha calado tan hondo en la sociedad occidental, que hoy logra estar presente en casi en todas las causas: Madres por el Clima, Fridays for Future, Alianza por el Clima, entre otras iniciativas, son organizaciones que se suman a la lucha por un mundo sostenible.

Los países empobrecidos son los menos responsables de la degradación planetaria. Sin embargo, son a su vez los países más vulnerables a las consecuencias de esta ruptura de los límites, muchas de las personas que llegan a nuestras costas huyen de esta realidad que desde algunos sectores niegan.

El Futuro es Ahora y es responsabilidad individual y colectiva que exista un mañana, donde las miles de millones de seres humanos y especies que habitamos este planeta podamos vivir en equilibrio y tener una vida digna de ser vivida.