RNtv Briconsejo nº 50 Tercer Sector y trabajadores de “tercera”

Hola a todas y bienvenidas al Briconsejo.

Antes de analizar la situación de aquellas personas empleadas en el denominado “Tercer Sector” debemos tener claro a qué nos estamos refiriendo con ello.

Cuando hablamos de “Tercer Sector” nos referimos a esa “parcela” de la economía que está compuesta por entidades sin ánimo de lucro,  también llamadas “de sociedad civil”, “no gubernamentales” o “de economía social”. El “Tercer Sector” se ocuparía, -en principio-,  de suplir aquellas necesidades a las que no llegan otras instituciones o administraciones del Estado, y que son esenciales para el desarrollo de una vida digna.

Debido al actual modelo social en el que nos ha tocado vivir, generador de desigualdades e injusticias, y a medida que este ámbito se ha ido profesionalizando recayendo esta labor principalmente en las mujeres, tenemos a personas imprescindibles para el funcionamiento de la sociedad soportando las peores condiciones laborales, en cuanto a precariedad y temporalidad.

Los mal llamados “Estados del Bienestar” –como el nuestro, especialmente después de la Constitución de 1978-, se han presentado como “solucionadores” de estas carencias apostando desde diferentes Gobiernos por una serie de acciones encaminadas a conseguir otra redistribución de los recursos, con el objetivo de combatir la desigualdad y repartir los beneficios de manera más equitativa entre la población. Para ello, ha sido necesario que el Estado intervenga en la economía, y a su vez esta intervención, se ha realizado (mayoritariamente) a través de un entramado de organizaciones no gubernamentales, empresas, cooperativas y entidades vinculadas a la economía social, que a su vez reciben financiación estatal para poder funcionar prestando unos determinados servicios. Por su parte, las administraciones prefieren ahorrar costes y terminan externalizándolos. Está demostrado que esta reducción de costes repercute directamente en los “gastos” de las plantillas que dichas organizaciones necesitan para hacer su labor.

Quizás la reflexión que deberíamos hacer es ¿por qué el Estado prefiere este tipo de colectivos sociales para que lleguen a dónde no puede en contra de la apuesta por unos servicios públicos fuertes y de calidad? La respuesta más obvia es porque a través de estos organismos puede controlar mucho mejor a la clase trabajadora: está peor organizada, con peores condiciones laborales, menos derechos y menos conciencia de clase.

Y además, si uno de estos colectivos resultase “molesto”, eliminarlo le será mucho más fácil dejando de sufragarlo con dinero público. Llegamos a un punto en el que hablamos del “Tercer Sector” como garante para mejorar la vida de la gente pero a costa de empobrecer y condenar la de quienes lo sustentan. Y es que el capitalismo es capaz de cambiar la naturaleza de todo lo que toca. El capitalismo ha sido capaz de lograr que muchas oenegés terminen siendo gestionadas como lo haría cualquier banco o multinacional. Que incluso lleguen a comportarse con sus trabajadores, a pesar de sus decálogos de valores “altruistas” y “solidarios”,  igual o peor que muchas empresas.

Desde CGT insistimos en la importancia de organizarnos como trabajadores y trabajadoras en nuestros centros de trabajo, y en sociedad, frente a los disfraces y estrategias del capital.

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