RNtv Briconsejo nº 60 Sin ejércitos no habría guerras

Hola a todas y bienvenidas al Briconsejo.

La guerra es un negocio muy rentable para el capitalismo y la mejor excusa para la creación de normas en base a la idea de inseguridad nacional por amenazas externas. Participar en guerras conlleva crear ejércitos con los que colaborar en esos conflictos, y a la vez esos ejércitos necesitan material armamentístico –cada vez más sofisticado- con el que presentarse en el terreno de batalla.

Ningún ejército tiene como objetivo la paz o la protección de un pueblo o comunidad, sino la salvaguarda de los intereses del Estado, del que es parte como una extensión más del propio poder de quienes lo controlan. Esto es aplicable también a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, que en ningún momento de la historia han gozado de una imagen mediática tan positiva como lo hacen hoy, y a pesar de existir poderosas imágenes y pruebas que los muestran como verdaderamente son.

Cada año se destinan miles de millones de euros a la industria de la guerra. Los Estados no dudan en destinar de sus presupuestos grandes cantidades de dinero público para que gente pobre se mate (o mate) a gente pobre. En el caso de nuestro país, y según datos ofrecidos por ‘La Marea’ en uno de sus reportajes sobre militarismo, en este 2022 el Gobierno de PSOE-Unidas Podemos destinará un 21’6 % más de nuestro presupuesto al gasto de armas, es decir, 2.848 millones de euros que harán que el presupuesto de la cartera de Defensa sea casi un 8 % más alto que el 2021.

Esta apuesta por la guerra -porque al fin y al cabo se está apoyando una inversión en material bélico- se realiza en mitad de una situación socioeconómica límite para una importante parte de la sociedad española, que es sin duda la más precaria y empobrecida. Nuestros gobernantes y “cogobernantes” no se sonrojan ante los datos que comparan las cantidades destinadas para blindar el escudo social (tan defendido en las precampañas electorales), y las que se hace para reprimir dentro y fuera de nuestras fronteras. Sin ir más lejos, el propio Pedro Sánchez, presidente del Ejecutivo español, admitía en una de sus intervenciones parlamentarias hace pocos días que desde el Gobierno que dirige se proponen realizar una subida progresiva del gasto militar hasta “cumplir” con el 2 % del PIB solicitado por la OTAN.

Somos conscientes de que la militarización de nuestros territorios (también de nuestras fronteras, como ocurre con FRONTEX en el Mediterráneo), fomenta el discurso de una amenaza real, y por lo tanto crea inseguridad en las personas, que gracias a la acción propagandística de algunos medios de comunicación, terminarán sintiendo un miedo irracional y justificarán recortes en derechos básicos (como la educación, la sanidad o la vivienda), para dárselos a los señores de la guerra.

Desde la CGT estamos convencidas de que las cosas siempre pueden realizarse de otra manera, que existen alternativas que no pasen necesariamente por el horror y la muerte, por la miseria y la pobreza que generan las operaciones militares de las potencias imperialistas. Es por ello, que en el contexto del programa que nos ha ocupado esta noche, deberíamos recordar que nuestra organización ha puesto en marcha una importante campaña a nivel nacional contra la guerra a través de la objeción fiscal.

Ni un euro para armas y toda nuestra solidaridad para todas aquellas personas que en multitud de puntos del planeta resisten al horror de la guerra.

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