RNtv Quieren que tengamos miedo de expresarnos libremente

Los ataques a la libertad de expresión en los últimos tiempos han tenido tres pilares fundamentales. Las condenas relacionadas con el terrorismo de ETA o GRAPO, las que tienen que ver con la iglesia católica y las persecuciones a periodistas normalmente de medios de contra información. La operación Araña en sus tres fases acabó con la detención e inculpación de 63 personas, la mayoría de ellas por delitos relacionados con opiniones que tienen que ver con el terrorismo o sus víctimas. El actual concejal de Madrid Guillermo Zapata también ha sido investigado por este motivo. La guardia civil no ha tenido filtro ni se ha preocupado de contextos o repercusiones. Ha dado igual si los mensajes han sido en clave de humor, irónicos o literales. Tampoco ha importado si el alcance de esos mensajes ha sido de 70 personas o 70000. En este mismo sentido se podrían enmarcar las actuaciones policiales contra los titiriteros que actuaban en los carnavales madrileños. Estos, han sido detenidos, encarcelados y acusados de enaltecimiento del terrorismo por una representación teatral en la que se acusaba a la policía de incriminar a unos manifestantes. Para ello, utilizaban pruebas falsas como la famosa pancarta de “Gora Alka-Eta”.

En cuanto a iglesia católica las acciones contra las supuestas ofensas no han sido de oficio sino que han recaído en acusaciones particulares que reclaman cuantiosas indemnizaciones y penas de cárcel por herir sus sentimientos religiosos. Las activistas del coño insumiso o Javier Krahe por cocinar a un Cristo son algunos ejemplos. Por otra parte, los periodistas que colaboran para medios de contra información han sido en los últimos tiempos, objeto de persecución, normalmente, en represalia por sus informaciones e imágenes que comprometen las actuaciones policiales y en ocasiones, las ponen en tela de juicio. Como la libertad de prensa está muy protegida la mayoría de estos periodistas están acusados por atentado contra la autoridad o por desórdenes públicos, buscando así, que ellos mismos se impongan autocensura y sean cuidadosos con sus informaciones.